Esta tarde, en Azpeitia, a partir de las seis de la tarde, tendrá lugar la última corrida de sus “San Ignacios”, una fiesta que merece la pena conocer, aunque sólo sea una vez en la vida.
Pero el mayor interés de la tarde, por lo menos para los aficionados al toro, reside en el debut lidiando cuatreños de una divisa muy joven, pero con muchísimas connotaciones históricas, la de “Pedraza de Yeltes”, que está regida magistralmente por ese pedazo de torero que se llama José Ignacio Sánchez, al que una lesión frustró su proyección de figura.
Lo cierto es que sus propietarios, los hermanos José Ignacio y Luis Uranga Otaegui, y su cuñado, José Luis Rodríguez Frutos, no han perdido nunca el tiempo. Compraron (cuentan que a precio no de oro, sino de platino), vacas y sementales a “El Pilar” y tres años después ya tenían los primeros utreros listos para lidiarse. Y, como son del norte, no se andaron con chiquitas. Su primera novillada fue a Madrid y supuso un éxito rotundo para la divisa.
Hoy, con los hermanos de camada de aquellos de Madrid, lidian su primera corrida de toros. Y lo hacen en Azpeitia, dentro de Guipúzcoa, la provincia que los vio nacer.
Pero, no queda ahí la intrahistoria de estos toros. “Pedraza de Yeltes”, que fue finca de María Antonia Fonseca, pasó después a ser propiedad del abuelo de Leandro Marcos, “Leandro”, que fue bautizado en su plaza de tientas y hoy estoqueará el primer cuatreño que se lidia de esta divisa. Ya sólo hubiera faltado que Agustín Sanz, mayoral de “Pedraza” y enrolado en la cuadrillas de Leandro, hubiese picado a este cuatreño, pero actuará en el cuarto.
La corrida la podéis ver y, además, en el orden en que van a salir. Hay toros muy serios, más que sobrados para Azpeitia, y entre ellos un tacazo, que saldrá en tercer lugar y se llama “Medilonillo”, hijo del “Bellito” de “El Pilar”. Segundo y cuarto pertenecen a la estirpe de “Medicero”, otro semental de “El Pilar” contrastadísimo, en tanto que primero, quinto y sexto son de la progenie de “Lotero”, un “Garcigrande” que transmite el pelo chorreado a sus hijos.
La suerte está echada. Y si éstos salen como los del año pasado en Madrid, el triunfo también estará servido.